Deslocalización: una realidad indigna

La deslocalización de la producción permitió que las grandes empresas multinacionales, a partir de los años 70, llevaran su producción allá donde los salarios eran más bajos, las condiciones laborales más precarias y donde los sindicatos estaban más perseguidos. Gran parte de la cadena de producción de las empresas de moda se lleva a cabo con la contratación de otras empresas (subcontratas) que tienen que competir en tiempos y precios por conseguir los pedidos, con el consecuente empeoramiento de las condiciones sociales y medioambientales.

La globalización provoca que el sector de la moda busque siempre los costos más bajos, y por tanto, quien eleve los salarios mínimos se expone a perder las inversiones extranjeras.

Deslocalización
Deslocalización

La industria textil es uno de los sectores que mejor representa esta tendencia que se ha consolidado a nivel internacional durante las últimas décadas. La primera gran oleada de deslocalizaciones del sector de la confección tuvo lugar en los 70 y tuvo como países receptores Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Hong Kong y Túnez.

A partir de los años 80 con el empuje de las políticas neoliberales y la fiebre del libre comercio se inició una deslocalización masiva de la producción de ropa. Las principales firmas de moda y de ropa deportiva fueron pioneras en la subcontratación de su producción a países empobrecidos con el fin de abaratar los costes laborales.

Deslocalización

La deslocalización de la producción de ropa a países económicamente empobrecidos se aceleró en los años 90, momento en el que se consolidó un modelo de negocio caracterizado por la subcontratación de proveedores.

Los países donde se ha instalado la industria de la confección en los últimos años se caracterizan por estar endeudados con la banca privada y con organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM). En la mayoría de los casos, sus gobiernos han recibido el asesoramiento de estas instituciones para aplicar planes de ajuste encaminados a orientar sus economías hacia la exportación, poniendo la competitividad internacional por delante de la situación de las personas trabajadoras.

La realidad de las condiciones laborales en la industria de la confección queda lejos del objetivo internacional de trabajo decente para todos los hombres y mujeres del mundo. Trabajo decente es el término utilizado por la OIT, y significa el derecho de toda persona a trabajar en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana.

A causa de la deslocalización de la producción a países con salarios bajos, la industria se beneficia de la falta de aplicación de leyes que regulan salarios, condiciones de trabajo y derechos laborales.

Es más, los esfuerzos de las trabajadoras para aumentar sus ingresos a menudo conducen a que las empresas de moda y los grandes minoristas trasladen la producción a cualquier otra parte, de manera que con frecuencia tienen miedo de luchar por mejores salarios por temor a perder sus puestos de trabajo.

La constante amenaza de la deslocalización se ha convertido en un arma muy potente para evitar que las trabajadoras se organicen en sindicatos y exijan sueldos dignos.

Deslocalización

Salario mínimo de un/a trabajador/a del textil

El 80% de los trabajadores del textil y confección son mujeres, y cada vez más viven en los países del Sudeste asiático, la India y Europa del Este. Estes países atraen las inversiones del sector con su ventaja comparativa: los salarios bajos, las jornadas extenuantes y unas pésimas condiciones de seguridad e higiene.

Como referencia los 1021 PPP$ para 2015 (Purchasing Power Parity dollars) que la Asia Floor Wage Alliance  (Alianza por un salario digno en Asia) calcula son necesarios para cubrir las necesidades básicas. En el caso de Camboya, el reciente incremento del salario mí­nimo a 115 en 2015 y 126 euros mensuales en 2016 queda aún lejos del mínimo que la Asia Floor Wage Alliance estima en 360 €. Este incremento ha sido, sin embargo, el fruto de una larga y sangrienta lucha.

€/mes

BANGLADESH

€/mes

CAMBOYA

€/mes

CHINA*

€/mes

BULGARIA

*Media de los Salarios Mínimos Interprofesionales existentes en los principales lugares de producción de la industria textil china. China no establece un salario mínimo para toda la nación. En lugar de ello, la tarea de fijación de los salarios mínimos se delega a los gobiernos locales que a su vez los dividen en varias clases.

La moda y su estructura

A día de hoy, el textil es, tal vez, el sector de la economía global en el que se reproduce de manera más gráfica la estructura de producción y comercialización del sistema económico capitalista en su fase de la globalización.

El algodón y otras fibras viajan a los talleres textiles del sudeste asiático, la India o Marruecos…

…donde las trabajadoras, en su gran mayoría mujeres, cosen las prendas en lamentables condiciones laborales, de seguridad e higiene.

Los dueños de los talleres venden las prendas a las grandes firmas de la moda internacional…

…que comercializan sus exclusivos diseños en los escaparates de París, Madrid o Milán.

Ya es suficiente

El 24 de Abril, con motivo del Fashion Revolution Day, las personas preocupadas por las condiciones en la industria textil lanzamos una pregunta que nos parece imprescindible y que animamos a todo el mundo a hacerse: Who-made-my-clothes

 

¿Quién hizo mi ropa? Sé curios@, averigua, haz algo.

Be-curious

Fuentes:  Carro de combate      Campaña Ropa Limpia

Fotos: Informes de CCC (Clean Clothes Campaign) – Trabajadoras(es) camino a la fábrica: CCEL // Trabajadora 1: CCC (Living Wage Now! Magazine) // Trabajadora 2: Will Baxter //  Dormitorios de trabajadores en la provincia de Guangdong: Julio Etchart (Breathless for Blue Jeans)